Transportamos mascotas (entre ellas, la pequeña Albondiga) desde Badajoz, vía Madrid, hasta Barcelona
El pasado jueves salimos para Barcelona con nuestra pequeña Albondiguilla. También viajaban con nosotros Epi y Blas. Ellos se quedaron en Madrid, en la protectora de animales Anaa. Estaban un poco asustados.
Seguimos camino a Barcelona con la Albondiguilla. Habíamos quedado en una gasolinera y allí nos esperaba su familia. La Albondiguilla nos había robado el corazón. Llevaba con nosotros 2 meses.
En nuestros viajes para animales, siempre analizamos cada caso.
Teresa estaba enferma, casi no veía, y su sobrina contactó con todopatas.es para llevar a la perrita desde un pueblo de Badajoz a su casa en Barcelona. Le explicamos que no teníamos esa ruta prevista en breve y le aconsejamos que buscara otro transporte.
Teresa nos llamó varias veces contándonos los problemas que tenía, y por más que nosotros le decíamos que no podíamos ayudarla, ella insistía. Es una mujer mayor y habla como una mujer mayor. Al final, dada su insistencia y pensando en la perra, decidimos traerla a casa para que fuera uno más de nuestros perros hasta el siguiente viaje, que iba a ser en mayo.
Se trataba de transportar a una perra especial: La Albóndiga.
La Albóndiga, una chihuahua de 4 años, estaba muy gorda y nunca salía a la calle porque Teresa no podía sacarla. Era una perrita más viejita de la edad que tenía. Venía con su equipaje: collar, correa, pasaporte, abriguitos y un montón de bolsitas con sus chucherías favoritas. Los 4 primeros días en nuestra casa no comió, tenía mucho miedo de los otros perros y prácticamente no se movía de su camita. Durante esos días a Teresa le ‘engañamos’ un poco para que no se preocupara. El quinto día ya comió y, a partir de ahí, se hizo la dueña de la casa, de nuestra cama y de nuestros corazones.
La Albóndiga se hizo muy amiga de una «pirgull» que se llama Niza. Ringo y La Albóndiga dormían con nosotros. Algunas noches nos despertábamos con sus ronquidos y entre sueños sonreíamos. Por las mañanas, 15 minutos antes de levantarnos, dejamos que Niza suba a la cama. Para ella es un momento especial y nosotros le damos mil besos. Y las dos se ponían a jugar como locas mientras Ringo gruñía.
Nuestros clientes reciben información del transporte de sus mascotas. Y La Albóndiga no iba a ser menos:
Nuestra relación con Teresa fue cambiando día a día. Nosotros le mandábamos vídeos de la pequeñaja y ella nos mandaba mensajes de WhatsAap de 10 minutos. Los oíamos siempre que podíamos. E igual que su perrita, Teresa fue calando en nosotros. En unos pocos días ya estábamos enganchados a sus audios, muy interesantes y casi siempre graciosos. Cada mensaje que nos mandaba era una historia. Nos reíamos tanto…
A veces confundía a nuestro compañero Rubén con Jorge y nos despertaba una sonrisa. A través de la perra hemos ido conociendo a Teresa, nos ha contado su vida, vivida en muchas ciudades. Ha sido una trabajadora nata, siempre preocupada por toda su familia, con el recuerdo imborrable de su marido, otro amante de los animales. Teresa es una mujer mayor y con su movilidad ya muy reducida, pero es muy lúcida. Se lo curró para asegurarse de que su pequeña estuviera bien.
Le enviamos una foto de su perrita con un marco para que la pusiera sobre la chimenea y ella quería pagarnos a pesar de que los recursos no abundan y menos para nuestros mayores. No sabe que nos ha pagado con creces sólo por permitirnos conocerla y por darnos la oportunidad de disfrutar de esa pequeña Albóndiga con tanta personalidad.
Ahora les echamos mucho de menos a las dos.
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